domingo, 19 de febrero de 2012


Señalar con precisión absoluta el momento en que empieza a gestarse, es casi imposible. La “política de  conciliación” comenzó a dejar de operar y, para los disidentes, el régimen de Díaz se mostraba como un servidor  cada día más exclusivo de una nueva entidad social y económica: la oligarquía adinerada, ligada estrechamente  cada vez más con los intereses extranjeros.

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